El intrusismo sanitario pone en riesgo tu salud.

31-01-2014 - fisioesteticalospinares.weebly.com
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La asistencia física a enfermos soporta un alto número de intrusos que, sin ningún tipo de reconocimiento legal o académico, ofrecen a los ciudadanos tratamientos no controlados por las autoridades sanitarias...

El intrusismo sanitario pone en riesgo tu salud.

La asistencia física a enfermos soporta un alto número de intrusos que, sin ningún tipo de reconocimiento legal o académico, ofrecen a los ciudadanos tratamientos no controlados por las autoridades sanitarias y que, en muchos casos, ponen en peligro la salud de los pacientes.

La proliferación y el éxito que las técnicas naturales han experimentado en la sociedad española ha supuesto el aumento de la demanda de este tipo de servicios sanitarios ha dado lugar a la aparición de figuras profesionales fraudulentas (quiromasajistas, quiroprácticos…) que, aún sin estar reconocidas por la ley ni contar con la preparación adecuada, ofrecen técnicas terapéuticas a pacientes con distintas patologías y que buscan un alivio a sus problemas.

Para la mayoría de ciudadanos es difícil distinguir la figura profesional de un fisioterapeuta de la de un quiromasajista. Todos se valen de medios físicos en sus tratamientos, ofrecen técnicas similares y prometen mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: entre todos ellos, el fisioterapeuta es el único que se ha formado durante tres años en la Universidad, a través de una carrera reglada en el ámbito de las Ciencias de la Salud, está colegiado y es la única figura profesional reconocida por las autoridades sanitarias para administrar tratamientos físicos regulados por un código deontológico. El resto, desde el momento en que emplean estos medios para curar, se consideran legalmente intrusos.

Según el Código Penal (artículo 403), se considera intruso a todo “el que ejerciese actos propios de una profesión sin poseer el correspondiente título académico expedido o reconocido en España de acuerdo con la legislación vigente”, es decir podrían ser sancionadas todas aquellas personas que no tienen ningún título oficial reconocido y que sin embargo, ejercen la labor profesional de un titulado.

Los actos propios de los fisioterapeutas se encuentran definidos en los Estatutos del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas y son aprobados por el Consejo de Ministros. En ellos se especifica que son funciones de los fisioterapeutas, entre otras, “el establecimiento y la aplicación de cuantos medios físicos puedan ser utilizados con efectos terapéuticos en los tratamientos que se prestan a los usuarios de todas las especialidades de medicina y cirugía donde sea necesaria la aplicación de dichos medios, entendiéndose por medios físicos: la electricidad, el calor, el frío, el masaje, el agua, el aire, el movimiento, la luz y los ejercicios terapéuticos con técnicas especiales, entre otras, en cardiorrespiratorio, ortopedia, coronarias, lesiones neurológicas, ejercicios maternales pre y post-parto, y la realización de actos y tratamientos de masaje, osteopatía, quiropraxia, técnicas terapéuticas reflejas y demás terapias manuales específicas, alternativas o complementarias afines al campo de la competencia de la fisioterapia que puedan utilizarse en el tratamiento de usuarios”, por cual todo aquel que utilice estas técnicas sin la titulación exigida, diplomado o graduado en fisioterapia, será considerado intruso.
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En este complicado abanico de ofertas, la cautela por parte del consumidor debe ser elevada, ya que un tratamiento físico mal administrado puede tener consecuencias directas sobre su salud.

En caso de duda acerca de estar siendo victima de intrusismo el primer paso es asegurarse de cuál es la cualificación de la persona que realiza el tratamiento, confirmando que el profesional al que acudimos está en posesión de un título expedido por el Ministerio.

En el ámbito de asistencia física, cualquier persona que vaya a tratarnos de una patología debe ser un fisioterapeuta, debidamente titulado y colegiado, por lo que es necesario exigir su nombre y número de colegiado para cotejarlo posteriormente con el Colegio Oficial de Fisioterapeutas, que le corresponda. Esto nos asegurará que tenga un seguro de responsabilidad civil y que está amparado por las autoridades sanitarias. Además, se debe comprobar que el centro al que acudimos esté debidamente acreditado como centro sanitario por la Delegación Provincial de Salud que corresponda. Por último, cualquier paciente tiene el derecho de exigir una factura detallada en la que se especifiquen los datos del establecimiento, así como el tratamiento recibido. Si todo lo anterior no se cumpliera, los Colegios Profesionales de Fisioterapeutas tiene potestad para llevar a tramite denuncias a nivel administrativo.

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