Los intrusos de la Psicología

18-08-2016 - diario16.com
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La Psicología es una ciencia, una ciencia aún joven que va avanzado con grandes y firmes pasos. Pero como en todo, hay muchas cosas que se hacen pasar por Psicología y no lo son.

Hace unos días, llegaba a mi consulta una mujer que hacía un par de años había pasado por un “psicólogo” y que, según ella, no le había servido para nada. Hablando de qué había hecho durante ese proceso terapéutico, la historia comenzó a no sonar muy bien. En la siguiente consulta me trajo alguno de los materiales que dicho “psicólogo” le había proporcionado. En ninguno de ellos aparecía su nombre o su número de colegiado pero, en uno de los folios, la joven había apuntado el correo electrónico del susodicho.

Tras finalizar la consulta, y teniendo en cuenta que lo que me había contado no me sonaba muy bien, me dispuse a investigar al supuesto “psicólogo”. Poco tiempo me hizo falta para descubrir que no era lo que decía ser; se anunciaba como psicoterapeuta y decía estar Licenciado en Filosofía y tener formación en Terapia Cognitiva y Porgramación Neurolingüística. Nada más. No es psicólogo. Poco se puede hacer, además, si la paciente no quiere denunciarlo y, además, el “profesional” no se anuncia como Psicólogo, sino como Terapeuta.

En los últimos años, quizás como consecuencia de la situación económica y de la manía que nos dio por formarnos en cualquier cosa como modo de recualificarnos, han ido surgiendo terapias, centros de atención y pseudoprofesionales que se venden como expertos en la solución de problemas, que dan soluciones mágicas o que se presentan como gurús que todo lo arreglan.

Esto es intrusismo profesional y, fundamentalmente, se asienta en el desconocimiento más o menos generalizado de las personas de lo que es la Psicología, el psicólogo y la terapia psicológica.

Esta proliferación de “psicólogos” intrusos se ha debido también a la proliferación de la formación online que se oferta y a la que cualquiera puede acceder, sin que haya – en la mayoría de los casos – un control sobre ese acceso, exigiendo la titulación necesaria y legal para, posteriormente, poder desarrollar la profesión.

Os pongo un ejemplo. (SE ADJUNTA IMAGEN)

Cierto grupo que se desarrolló como una plataforma de formación, muy innovador hace años, ha sufrido un crecimiento espectacular y, en la actualidad, ofertan cursos de experto, masters, cursos de técnico superior, etc… La imagen que os presento a continuación (de la cual he borrado cualquier dato que pudiera identificarles) es una captura de pantalla hecha de la oferta de un “Master en Psicoterapia Humanista Integrativa”, el cual se hace a distancia.

En la imagen (SE ADJUNTA IMAGEN) he resaltado en rojo dos cosas. Prestad atención:

Sí, exacto, va dirigido “a cualquier otra persona que quiera iniciarse y formarse…” y, además, lo venden como “Titulación Homologada – Válido para trabajar”. A la hora de solicitar el curso, por supuesto, ni te preguntan si eres Psicólogo.

Sí es verdad que, si realizas una consulta a través del chat o por teléfono y preguntas explícitamente si podrás ejercer como psicoterapeuta una vez finalizado el curso, te dicen que necesitas tener los estudios de Psicología.

Este es sólo un ejemplo de uno de los másteres que oferta, así como de una plataforma de formación de las incontables que hay y que ofertan cursos de este tipo. Así, igualmente yo, Licenciado en Psicología, podría realizar un Master en Gestión y Tratamiento de Aguas, Suelos y Residuos sin ser ingeniero, aunque después no lo pudiera llevar a la práctica – o eso se supone.

Esto es peligroso porque, si nos centramos en los materiales didácticos, nos van a “explicar” como tratar a personas con problemas de tipo sexual, Trastornos de la Conducta Alimentaria o Drogodependencias, y lo meten en el mismo saco que la Mediación. Es decir, van a dirigirse a un colectivo que viene a consulta porque tiene un sufrimiento y se van a encontrar a alguien que se hace llamar “Psicoterapeuta” pero que no tiene la titulación homologada para ejercer como tal. Es como si, por ejemplo, nos encontramos que un Protésico Dental se dedica a hacer endodoncias. Que conozca el procedimiento, no quiere decir que esté habilitado para realizarlo.

Por desgracia, en los tiempos actuales, prima el hacer una formación rápida aunque el coste sea algo más elevado para poder recualificarte y comenzar a desarrollar tu nueva profesión. Y desde el lado del paciente, es menos costoso hacer terapias breves que corten de raíz el problema por el que se viene a consulta, pero que no tratan los elementos condicionantes, mantenedores y/o causantes del problema, teniendo como consecuencia que vuelva a aparecer más tarde o se exprese de una forma distinta pero igualmente dañina para la persona.

Como comentaba en el artículo titulado ‘¿Qué es un Psicólogo?‘, el término “psicoterapeuta” no es más que un “apellido” que pueden llevar los psicólogos o psiquiatras que se han formado, con posterioridad a sus estudios universitarios, en una corriente psicoterapéutica concreta. En estos casos, no es esta especialización la que los habilita para el ejercicio de la profesión, sino la titulación de acceso a esos estudios de postgrado o especialización, es decir, Licenciatura o Grado en Psicología o Licenciatura en Medicina con especialización en Psiquiatría.

De esta forma, previo pago de la cantidad fijada por la plataforma de formación X cualquiera puede acceder a cursos sobre hipnosis, terapia gestalt, PNL o Coaching, entre otros y decir que es “psicoterapeuta”. Y, lo que es aún peor, esta práctica se ha extendido a algunas universidades y entidades de cierto prestigio, con la salvedad de que aquí SÍ exigen un título universitario de acceso, pero no el correcto.

Por ejemplo, un Diplomado o Graduado en Trabajo Social puede acceder a un Master en Terapia Familiar Sistémica, lo que se supone que te habilita para ser Terapeuta Familiar. Error. Es intrusismo.

Con ello, todas estas entidades están engañando a las personas que acceden a esa formación y, además, a los futuros pacientes que les lleguen a consultan.

La Mediación, como decía más arriba, merece un capítulo para ella misma. Aunque es una profesión más o menos regulada y, la verdad, que muy nueva, se está vendiendo como un nicho de empleo y formando a mansalva a titulados universitarios de casi cualquier titulación, dándoles unas pocas horas de clase de Psicología y haciéndoles creer que ya conocen los procesos mentales que rigen el comportamiento y que podrán hacerles frente cuando se enfrenten a ellos en un proceso mediacional.

Está claro que un psicólogo que realiza el Experto en Mediación Familiar de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), por ejemplo, no va a conocer las leyes que rigen en nuestro país y que un abogado que realice el mismo curso no va a conocer todas las leyes que gobiernan la Psicología. Por ello, están engañando, al menos en parte, a todos esos profesionales (la mayoría en situación de paro) que están pagando una cuantiosa cantidad de dinero por tener una profesión que, por mucho que la vendan como con futuro, ahora mismo se encuentra en un punto en el que lo único que tiene salida es crear cursos de formación en Mediación y, así, ampliar el número de personas “engañadas”, como uno de los profesores (de Trabajo Social que participa en dicho curso de experto) le dice a los alumnos en clase.

Pero no es el ámbito de la consulta privada el único que se ve afectado. También ocurre en la Psicología Judicial – Pericial, como la noticia que hace un par de años saltaba a la luz en Jaen, donde un falso psicólogo había firmado informes periciales como tal, cuando su titulación era la de psicopedagogo. (Ver noticia – Canal Sur Noticias)

También tenemos el Coaching, cada vez más extendido. Dicen ser una especialidad ecléctica, que bebe de la Psicología o la Filosofía y que aúna un conjunto de técnicas, estrategias y herramientas provenientes de éstas y de otros ámbitos. Para ser Coach necesitas unas horas de formación y práctica, pero no exigen una titulación específica; es decir, un Licenciado en Administración y Dirección de Empresas puede serlo y desarrollar lo que los psicólogos llamamos “Terapia Breve”. Parece nuevo e innovador, pero ya estaba inventado. Quizás, lo que ocurra sea que seguimos pensando que el Psicólogo es para los “locos” y preferimos decir que vamos a un Coach. Pero hay que matizar que el Coaching tiene diferentes especialidades. Por ejemplo, el Licenciado en Admon. y Dirección de Empresas podría ser un perfecto Coach Empresarial u Organizacional.

Igual ocurre en los colegios. Los orientadores escolares no siempre son psicólogos; sin embargo, nos vamos a encontrar informes en los que se supone que han realizado pruebas diagnósticas, evaluado y diagnosticado algún tipo de trastorno en los niños que llegan a sus despachos e, incluso, proponen tratamientos, lo que los padres y profesores dan por sentado como correcto y actúan al respecto. Esto no es legal. Los únicos que pueden realizar pruebas, evaluar y diagnosticar son los profesionales de la Psicología Clínica y/o General Sanitaria que estén colegiados en el Colegio de Psicólogos que le corresponda. Los orientadores escolares (psicólogos no colegiados, psicopedagogos, pedagogos) sólo deberían hacer una derivación para que se realizara la correcta evaluación del niño y, en todo caso, participar del tratamiento que el profesional colegiado y especialista recomiende para el niño.

Con todo esto, me vengo a referir que, cuando estemos ante un profesional psicoterapeuta y tengamos dudas, debemos exigir SIEMPRE que acrediten que son profesionales acreditados, homologados y colegiados para el ejercicio de la profesión. Para ello, puedes dirigirte al colegio profesional y solicitar información sobre si el profesional está colegiado, en el caso de que no te haya proporcionado su número de colegiado.

Recuerda que estamos hablando de tu SALUD.

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