Prótesis y estafa a domicilio

05-04-2017 - www.laverdad.es
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Isabel, de 78 años, se ha dejado 1.300 euros en dos aparatos que le colocó un supuesto profesional, y que le destrozaron la boca

Isabel, de 78 años, necesitaba sendas prótesis dentales en ambos maxilares para poner fin a sus problemas bucodentales. Se puso a buscar a un odontólogo hasta que una vecina suya le recomendó a su nieto, supuesto protésico. «Le llamé y me dijo que podía venir a casa y ponerme aquí la prótesis; así no tenía ni que moverme», cuenta la anciana. A Isabel le pareció buena idea. Le resultaba más cómodo y confiaba en su vecina.

Después de la extracción de las piezas dentales en la Seguridad Social, el protésico acudió a casa de la paciente, en Murcia, a tomarle medidas. Primero le colocó la prótesis inferior. Varias semanas después, el pasado mes de agosto, le implantó la superior. Todo en este proceso fue irregular. No solo porque constituye un delito de intrusismo (de acuerdo a numerosas sentencias, los protésicos no pueden manipular ni intervenir en la boca del paciente), sino porque además cualquier tipo de actividad clínica debe realizarse en un centro sanitario, con las necesarias condiciones de higiene y salubridad. El joven protésico cobró 800 euros por el trabajo, 100 más de lo inicialmente establecido. Todo en negro.

Además de suponer una ilegalidad tras otra, el trabajo del supuesto profesional resultó ser una chapuza. «Empecé a tener problemas. Las prótesis no se ajustaban bien y sufrí infecciones en las encías. No podía ni comer», relata Isabel. El protésico acudió una y otra vez a la vivienda para intentar ajustar las prótesis. «Cada vez que venía, le pagaba 50 euros». Al final, se terminó dejando 1.300 euros.
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«Me siento engañada e indignada, este señor se aprovecha de las personas mayores»

Isabel, ya harta, exigió al protésico que le devolviese el dinero y se llevase las prótesis. Ya no lo volvió a ver. «Desde entonces no me coge el teléfono», lamenta. Acudió a su vecina, pero tampoco a través de ella consiguió dar con el protésico. Al final, Isabel ha interpuesto una reclamación en el Colegio de Odontólogos de la Región, que iniciará las acciones legales oportunas.

Las prótesis han terminado en la basura, y ahora ha vuelto a iniciar el proceso en una clínica dental. «Me siento estafada, engañada e indignada conmigo misma», confiesa Isabel. Cree que no es la única víctima. «Este señor se aprovecha de las personas mayores», advierte.

«La ley lo deja muy claro»

El Colegio de Odontólogos llevará este caso a los tribunales, como hace siempre que detecta un caso de intrusismo. «La ley deja muy claro que un protésico no puede tocar la boca del paciente, debe actuar siempre bajo prescripción clínica de un odontólogo», explica Oscar Castro, presidente del Colegio. Además, «los laboratorios de prótesis dentales no son centros sanitarios». No puede llevarse a cabo en ellos actividad clínica alguna. En este caso, los hechos son especialmente graves, porque al intrusismo se une la atención en el domicilio del paciente, con el consiguiente riesgo para la salud.

El Colegio de Odontólogos ha detectado una reducción de los casos de intrusismo en los últimos años, gracias a la acción de las fuerzas de seguridad y a la aplicación de las leyes y del Código Penal.

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